lunes, 29 de octubre de 2018

Hablemos de Bioética y Legislación sobre el Diagnóstico Genético Prenatal



Seguro que alguna vez te has llegado a preguntar hasta dónde pueden llegar los datos médicos de una persona. El problema que se plantea en los diagnósticos genéticos prenatales es si los datos científicos y sus significados se deben proporcionar sólo al asesorado o extenderlos. Además de la problemática sobre la efectividad del diagnóstico y la posibilidad de aborto en algunas de las pruebas para llevar a cabo la detección.

Todos sabemos de la existencia del historial familiar y el compromiso de informarse sobre las causas y recurrencia sobre cierta enfermedad. En primer lugar, la práctica del consejo genético tiene el deber de determinar la probabilidad estadística de que ocurra esa enfermedad. En segundo lugar  debe informar al individuo o familia afectada así como explicar los posibles tratamientos y la efectividad deducida de datos clínicos existentes. Y en tercer lugar se debe de incluir información sobre los recursos psicosociales públicos y privados disponibles. Este proceso que parece tan simple, se puede complicar respecto al diagnóstico genético prenatal.

Cabe destacar que en este tipo de diagnóstico se debe poder detectar cualquier defecto congénito del feto que se entiende tal y como explica la OMS a “cualquier anomalía en el desarrollo morfológico, estructural, funcional o molecular presente al nacer (aunque pueda manifestarse más tarde), externa o interna, familiar, esporádica, hereditaria o no, y única o múltiple.”

Resulta difícil diagnosticar enfermedades complejas, donde son varios los genes que pueden dar lugar al fenotipo patológico y además hay que tener en cuenta otros factores. Este problema se puede abordar con la implantación de la secuenciación masiva al diagnóstico genético, ya que esta técnica de alto coste es cada vez más accesible. Aun así hay que tener en cuenta que estas técnicas por si solas tampoco permitirían conocer las interacciones génicas y sus efectos sobre el fenotipo.

Otro aspecto a tener en cuenta en el diagnóstico genético prenatal es el potencial que posee una prueba invasiva. Los métodos no invasivos, es decir, que no interfieren en el cuerpo de la madre ni del feto (por ejemplo ultrasonidos o análisis de sangre), no proporcionan un diagnóstico definitivo. En cambio, las pruebas diagnósticas invasivas (amniocentesis, cordocentesis, funiculocentesis o biopsia corial) proporcionan un diagnóstico más definitivo. Aún así un único método no debe considerarse infalible dado que en muchas situaciones el grado de manifestación fenotípica de la alteración genética depende de múltiples factores no genéticos.

El diagnóstico prenatal que con mayor frecuencia se utiliza en España trata de detectar el síndrome de Down, seguido de la espina bífida. Según la Guía de práctica clínica para el diagnóstico prenatal de los defectos congénitos de la Sociedad Española de Obstetricia y Ginecología (SEGO), la estimación del riesgo de que una gestante sea portadora de un feto con trisomía 21 se lleva a cabo una vez se han utilizado determinados marcadores bioquímicos. Tras ello, estos marcadores orientativos  se computan en un programa informático que estima un riesgo para el feto. Si el riesgo es elevado el diagnóstico se podrá confirmar con una prueba invasiva. Otra limitación del diagnóstico está en los embarazos gemelares, puesto que la contribución de dos fetos y dos placentas altera notablemente los niveles de los marcadores serológicos.

Respecto a la problemática sobre el riesgo de aborto se estableció entonces una edad límite de 35 años para aplicar técnicas invasivas, debido a que a esta edad se equilibra el riesgo de pérdida fetal debido al procedimiento y el riesgo de alteración cromosómica. Todas estas variables independientes (edad, alfafetoproteína, gonadotropina coriónica y estriol no conjugado) se integran en lo que constituye el cribado bioquímico que se utiliza en España bajo la denominación de "triple screening” para la estimación del riesgo fetal al síndrome de Down. Esta técnica permite detectar el 60 a 65 % de los fetos con síndrome de Down con una tasa de falsos positivos del 5 %.

Finalmente desde una perspectiva científica y ética, parece lo más razonable elegir una técnica de diagnóstico genético prenatal que tenga un menor número de falsos negativos o positivos y permitan detectar las enfermedades independientemente de la edad de la madre. Es necesario aclarar que no existe un test ideal, además de que la necesidad de la investigación y su consecuente legislación  es más que obvia en el diagnóstico genético prenatal puesto que permite ofrecer a la sociedad la posibilidad de decidir sobre su futura descendencia.

Carmen Gómez.

miércoles, 10 de octubre de 2018

Evolución en el diagnóstico genético prenatal

Actualmente se puede hablar de un avance en el diagnóstico genético prenatal, las esperanzadoras tecnologías de secuenciación de nueva generación han hecho posible dejar en el pasado la amniocentesis. 

Todo comienza con un control rutinario durante el embarazo, cuando existen sospechas de alguna patología de origen genético tras realizar análisis y ecografías. En este momento, es cuando el ginecólogo prescribe la amniocentesis, única prueba disponible hasta hace poco tiempo y realizada en el segundo trimestre del embarazo. Esta prueba prenatal consiste en la extracción de líquido amniótico que rodea al feto con el fin de llevar a cabo su análisis. En concreto, las células desprendidas que flotan en este líquido son la clave para el recuento exacto de los cromosomas y detectar si existe anomalía en el tamaño y número de los mismos. Los hospitales españoles durante el ejercicio de 2015 realizaron 50000 amniocentesis con un riesgo del 1% de aborto espontáneo, además del estrés generado para la paciente y familiares, con una espera de resultados mínima de tres semanas. 


¿Y si volviésemos al principio de esta historia? Donde tras un control rutinario el ginecólogo prescribiese a la madre un test prenatal no invasivo. Este diagnóstico prenatal es posible mediante el aislamiento de fragmentos fetales de DNA a partir de la sangre materna. Las herramientas bioinformáticas actuales ofrecen la oportunidad de hacer un cribado no invasivo de aneuploidía fetal. 


En España, este diagnóstico ha sido aprobado en varios hospitales que ofrecen una capacidad del 99% de sensibilidad de detección en trisomías más comunes en la población española como el Síndrome de Down (trisomía 21), Síndrome de Edwards (trisomía 18) y Síndrome de Patau (trisomía 13). Además de la ventaja de ser una técnica no invasiva y sin riesgo de aborto espontáneo, cabe destacar que con esta prueba sanguínea todo sería más rápido con resultados en una semana y se puede realizar tras la semana 10 de gestación.
  

Espero que os haya gustado el post. Además, nos gustaría saber vuestra opinión sobre el diagnóstico genético prenatal tanto invasivo como no invasivo, y si eres o fueses mujer embarazada, tu disposición o no a realizarlo. 


Carmen Gómez Muñoz






¿Sabes qué es el control genético prenatal? Léenos

¡Hola a todos!🙋 Hoy vamos a introducir el concepto de control genético prenatal, aunque para ello hablaremos primero sobre el control genético, concretamente durante el desarrollo. Bien, pues el control genético del desarrollo consiste en la manipulación del ADN del embrión con el objetivo de detectar problemas hereditarios en los bebés antes de su formación en la barriga y para evitar que dichas enfermedades se produzcan. 
Un ejemplo sería la manipulación del material genético con el fin de conservar nuestro número normal de cromosomas (los seres humanos tenemos 23 pares de cromosomas, lo que hace un total de 46) y no tener un exceso o un defecto ya que esto ocasionaría enfermedades.  
Este proceso se realiza cuando las parejas tienen dificultades para procrear y desean hacerlo a través de la fecundación in vitro. Así, el examen de control genético les asegura que el bebé podrá sobrevivir. 

Así pues, en este post nos centraremos en el diagnóstico genético prenatal, que se trata en la detección de anomalías genéticas o cromosómicas antes del nacimiento, es decir, durante la vida fetal.

Suele hacerse en parejas donde uno de los miembros porta en su material genético o ADN alguna alteración genética o cromosómica que se puede transferir a la descendencia. También se utiliza cuando hay un mayor riesgo de malformaciones o abortos, como por ejemplo en casos de madres en edades avanzadas (a partir de 35 años) o embarazos anteriores con anomalías o retraso mental; y también en el caso de familiares con algún problema o malformación.

Esto es todo por hoy, si te ha parecido interesante y te ha gustado, no olvides dejarnos un like o un comentario 😉

Carmen María Picazo Córdoba